Esta bonita inmersión tiene lugar en la cara norte del Peñón y se caracteriza por un fondo rocoso formado por grandes piedras dispuestas de tal modo que crean vistosos contraluces y curiosas formas, aunque el nombre lo toma de los arcos que se han formado en algunas de estas enormes rocas donde sin duda, y si la visibilidad acompaña, nos deslumbraremos por el atractivo ambiente que genera. La disposición caprichosa de las rocas y la multitud de puntos de interés permiten improvisar cualquier ruta, aunque a modo de propuesta y si hemos fondeado en la zona de arcos, descenderemos a un fondo de unos -9m para intentar ganar algo de profundidad, y encontraremos inmediatamente el primer y mayor de los arcos, espectacular puerta al azul que, tapizada en su techo por abundante anémona incrustante amarilla, está vigilada por numerosos centinelas en forma de sargos.
Si seguimos avanzando, este fondo que se caracteriza por rocas tapizadas de algas, contrasta pronto con otro arenoso con alguna roca dispersa y coronada de posidonia. Siguiendo el perfil de la caída de la roca y el arenal podemos ir rumbo a la punta del Peñón observando las bonitas balconadas que forman las rocas al dejar paso a la arena, para al poco ir cerrándonos buscando la pared del Peñón. Entonces aparecerán de nuevo las grandes rocas con multitud de oquedades y huecos donde encuentran cobijo morenas, meros y corvinas. Al llegar a la pared la podemos dejar a nuestra izquierda y seguir disfrutando de este curioso fondo para finalmente, al llegar donde hemos fondeado, visitar los otros arcos que a unos -8m se encuentran prácticamente frente al que tomamos como inicio de la ruta.